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 INTRODUCCIÓN

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Este libro nació el día en que me encontré en medio de una crisis familiar que jamás hubiera imaginado, ni en mis peores pesadillas. Todo era tan duro y apabullante que tuve que optar entre resistir, salir adelante y comenzar el viaje hacia la resiliencia y la felicidad o hundirme en la depresión y bajar los brazos. Elegí salir adelante. Pero no sabía qué hacer. Decidí pedir ayuda fuera. Comencé a hablar con mis amigos más próximos, la gente en mis círculos íntimos. Inicié el viaje que me enseñó muchas lecciones increíbles que me gustaría compartir con ustedes en este libro.

 

Fue extremadamente triste saber que algunas de las personas que amaba tanto hubieran pasado por tanto sufrimiento y abuso. Pero abrirme, hablar sobre mi experiencia fue sanador, no sólo para mí sino que también ayudó a sanar a otros. Mientras más hablaba, menos solo me sentía, sentía menos ira, menos tristeza.

Lo que me golpeó especialmente fue ver que las chicas, que eran increíblemente hermosas, fuertes de carácter, despreocupadas, eran las que sufrían más. ¡Sólo por ser chicas!  Las mismas chicas que reían a carcajadas durante los recreos, como si el dolor nunca las hubiera tocado, ellas eran quienes afrontaban los peores desafíos y, sin embargo, eran superlativamente dignas y fuertes.

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 A pesar de sufrir tanto, tenían la convicción de superarse y mostraban una profunda compasión hacia los demás.

 

 Hablar sobre nuestras experiencias fue el primer paso para sanarme pero también para sanar a todos los que participaban. Compartimos lágrimas escondidas pero también soluciones, que aparecieron tímidamente primero, como luciérnagas, como si la esperanza estuviera jugando a las escondidas. Pero luego, juntas, esas luciérnagas se convirtieron en una fogata que terminó entibiándonos a todos; pronto, la fogata se volvió una luz brillante, lo suficientemente fuerte para espantar a toda la obscuridad.   Sentí que el camino para ir de víctimas a vencedores era dar el primer paso: romper nuestro silencio de forma más pública.  Sentí que tenía que encontrar algún tipo de voz para mí mismo y también para tantos chicos que no la tienen, esos chicos silenciados por la opresion, por sus familias en medio de violencia doméstica, por sus padres abusivos, por malos jueces, etc. 

La etimología de “infante” es “incapaz de hablar”. Esto puede ser cierto para los bebés pero los niños y los adolescentes debiéramos tener una voz; debiéramos poder hablar sobre nuestros sentimientos, opiniones y sueños pero también sobre nuestras heridas, el abuso que sufrimos. Entonces, decidí escribir este libro. En MIL VOCES, compartiré las historias que mis amigos me contaron durante recreos escolares, por chat de celular, en el cole, cuando un profesor faltaba, cuando volvíamos a casa juntos. Por supuesto, he cambiado nombres y muchas circunstancias para proteger la privacidad y la confidencialidad de mis amigos. Todas las historias están en primera persona (aún cuando la mayor parte de estas anécdotas no me pasaron a mí). Las imágenes también son producto de un esfuerzo colectivo: Pixabay, donde miles de fotógrafos comparten su arte sin ánimo de lucro. ¡MIL GRACIAS!  Espero que este libro ayude a otros chicos/adolescentes que están pasando un momento difícil. Puedes leerlo solo, con tus amigos, en un grupo de pares, en un grupo de auto-ayuda o incluso en un grupo facilitado por un profe en la escuela o por un consejero. Cada historia puede ser leída separadamente y, si estás en un grupo, puedes seguir las sugerencias que adjunto antes de los relatos.

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Tengo esperanzas en mí mismo en mi familia, en este mundo y en que tú abras tus ojos y oídos, que dejes de mirar para otro lado y de ignorar lo que está pasándonos. Cientos de generaciones de chicos han sufrido; mi generación también está sufriendo pero tenemos una voz, podemos sanar juntos. Juntos, podemos escucharnos mutuamente, apoyarnos el uno al otro y lograr un cambio.